PABLO LÓPEZ RIOBOO
Hoy la corrida tuvo esos matices que la dotan de interesante. Con mayor o menor casta acudieron con alegría al caballo.
Poco a poco las hojas del calendario van cayendo, y con ella va finalizando una feria que ha tenido entre los picadores y banderilleros un nivel alto.
Hoy la corrida tuvo esos matices que la dotan de interesante. Con mayor o menor casta acudieron con alegría al caballo. Primero fue Manuel Quinta el que dejó dos varas medidas pero en buen sitio. En el segundo de la tarde se fue Paco María entre palmas por dejar dos puyazos muy toreros. Citó al animal desde la media distancia para ejecutar dos varas notables. Pero ahí no quedó la cosa. En el tercero era ovacionado Guillermo Marín por un tercio de varas con emoción. El toro llegó a derribar al caballo en el primer encuentro. En el segundo con el toro empujando por los pechos se agarró a las mil maravillas. En el quinto fue Chocolate el que dejó un segundo puyazo efectivo y bien colocado.
Con la capa sobresalieron Mariano de la Viña en el cuarto gracias a su pulso y mimo con el percal, Suso en el quinto por una actuación de guante de seda y Fini en el sexto. Su temple y suavidad marcaron la diferencia. Como sus compañeros citados anteriormente le abrió los caminos al toro y lo llevó siempre a su aire.
Con los palitroques saludó monteta en mano Suso en el segundo, gracias a una actuación muy torera. No se desmonteró pero si dejo una seria actuación, Jesús Díez ‘Fini’ por dos pares de exposición y clavando en la misma cara.
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