PABLO LÓPEZ RIOBOO
Ante un lleno, se lidiaron toros de Las Monjas para Juan José Padilla, Fortes y David de Miranda, que salieron en hombros.
La tradicional ‘Corrida Pinzoniana’ tenía lugar en la tarde de este 9 de octubre en la localidad onubense de Palos de la Frontera. Hacían el paseíllo Juan José Padilla, Fortes y David de Miranda a partir de las seis de la tarde frente a un encierro de Las Monjas.
Por aquel mes de agosto de 1492, una tripulación emprendió un viaje desde tierras onubenses -Palos de la Frontera- que acabó con una sorpresa que ni ellos pensaban. Una tripulación comandada por Cristóbal Colón dio a parar con una tierra desconocida para ellos. América se abría paso, Rodrigo de Triana divisaba tierra en esos días de octubre, se abría para Europa una lugar conocido como «nuevo mundo». Hoy más de 500 años después tres toreros rendían homenaje a esos tripulantes que pusieron su apellido en la historia tanto de nuestro país como del centro y sur de América.
Jiménez Fortes es un torero que atesora tres virtudes buscadas por tantos toreros de acá y allá del charco, tres virtudes compuestas por el valor, el temple y la cabeza, esas que hacen que un torero tenga la moneda y pueda cambiarla, pero Fortes se ha encontrado con una piedra en el camino llamada ‘mala suerte’, esa que a base de percances ha ralentizado esa progresión de un torero llamado a estar entre los grandes. Entre los grandes también quiere estar un David de Miranda que en apenas cinco festejos ha evolucionado de una forma sorprendente -por su inmadurez- como deslumbró un taurino llamado Jorge Buendía, que un día decidió apostar por él, y que a día de hoy no tiene motivo alguno para bajarse del barco. Ese barco al que un pirata llamadoPadilla se subió para comandar por las tierras del nuevo y viejo mundo ese navío llamado tauromaquia. Ese pirata que a base de jugarse la vida ante los toros más bravos del mundo taurino salió vencedor de una batalla que lo ha erigido en bandera de la tauromaquia.
Llegaba Fortes a Palos de la Frontera a refrendar el sensacional momento por el que atraviesa. Al primero un preciso ejemplar de la Monjas le cuajó un ajustado y templado quite por ‘chicuelinas’ en el centro del anillo para luego realizar una faena basada en el pitón derecho. Mimó al animal en series ligadas y con gran despaciosidad, se llevó al toro enroscado en la cintura en muletazos detrás de la cadera, siempre ofreciéndole la muleta al animal y enganchando las embestidas de un toro con gran nobleza. Por el izquierdo el animal careció de clase, por lo que la faena se basó en la mano diestra. Fortes sabe que la clave para emocionar y emocionarse toreando está en ser uno mismo, en buscar ese toreo de mano baja, de acompasado y rítmico muletazo, ese toreo que busca todo toreo fundamentado en el temple y en ralentizar las embestidas del toro, ese toreo que ya consiguió cuajar en su Málaga y que hoy por momentos plasmó en el ruedo. Una faena que había comenzado con estatuarios en los medios y que abrochó con una serie de mando y temple rodilla en tierra abrochadas posteriormente con ‘manoletinas’ y remates por bajo muy toreros. Tras la estocada cortó dos orejas que no hacían sino premiar una labor de nota y con pasajes de toreo a cámara lenta.
Tuvo ante sí Fortes en quinto lugar un toro sin clase ni ritmo en sus embestidas, un toro que nunca quiso ir hacia adelante. Porfió Saúl en una labor larga que careció de calado en el respetable por la descastada condición del toro. Finalizó su actuación entre los pitones de un animal, en una clara demostración de que no venía a verlas venir. Tras la estocada que dejó al toro sin puntilla fue ovacionado.
David de Miranda triunfó de forma rotunda en este tercero de la tarde. Templó en un saludo de capa de gran calado en el respetable, se quedó quieto como un poste en un quite de gran valor y cuajó una faena importante ante un noble animal de Las Monjas. Toreó a placer el de Trigueros, muleteó con soltura y mucha verdad a un animal con grandes cualidades pero al que le faltó mayor pujanza. Por ambas manos Miranda se dejó llegar el astado a la barriga en series de toreo ligado. Montó un alboroto el onubense en una faena para aficionados.Miranda está reafirmando tarde a tarde esa apuesta que sus paisanos hicieron por él, a su toreo vertical y de gran valor le acompaña una serenidad abrumadora para un torero tan poco bagaje. Su forma de muñequear y vaciar las embestidas le imprime un temple importante a sus faenas. Hoy en Palos vimos un Miranda a gran nivel, ese que debe mantener para ir subiendo peldaños en el escalafón . Se llegó a pedir el indulto para el toro, acertadamente el presidente no lo concedió, ya que pese a tener nobleza no era toro para el premio de la vida. Hubo petición de rabo tras la estocada del onubense, no concedida por el presidente, quedando todo en dos orejas y una apoteósica vuelta al ruedo.
Si su faena al tercero estuvo marcada por el temple y las buenas maneras, la del sexto tuvo el argumento de la solidez y el valor. Tiene facilidad para torear de capa, lanceó con soltura al díscolo sexto, para luego dejar un quite ajustadísimo por ‘Tafalleras’. Ante un toro medido de fuerza y clase, el onubense tiró de raza para sobreponerse a unas embestidas nada francas. El de Las Monjas iba y venía soltando la cara, lo que no fue ápice para que el torero de Trigueros lo metiera en el canasto y le cortara las dos orejas.
Tuvo Padilla el peor lote de una corrida bien hecha pero muy medida de raza. Su primero ya marcó desde salida su justeza de raza. Lo recibió el jerezano rodilla en tierra, pero el de Las Monjas salía suelto y desentendido de las telas, picaba el animal por dentro en un pitón izquierdo nada claro. Inició faena rodilla en tierra, el toro iba y venía sin ir metido en la muleta, y en una de esas por el izquierdo el toro se ciño propinándole un golpe en el pecho que dejó noqueado al torero unos instantes. Se sobrepuso Padilla para dejar una faena basada en el pitón derecho, tiró de raza en una labor inteligente ante un animal de mansurrona y áspera condición. Acertó Juan José a empaparle de muleta la cara para que no se fuese a tablas, los redondos calaron en un público que tras pasaportar de una estocada al animal pidió la oreja, finalmente concedida.
No quería irse a pie Padilla, por lo que tiró de todo su repertorio para al menos cortar esa oreja que le abriera la puerta grande. Derrochó voluntad ante un manejable animal, un toro con virtudes pero venido a menos. Dos series de buen corte precedieron al toreo de rodillas, ese que ejecuta el jerezano a las mil maravillas. Circulares de rodilla, desplantes… el jerezano no se dejó nada en el hotel en una tarde de máxima entrega. Tras pasaportar al animal cortó la oreja que le hacía merecedor de la puerta grande.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Palos de la Frontera, Huelva. Corrida de toros de carácter ‘Pinzoniano’. Lleno en los tendidos.
Seis toros de Las Monjas, de impecable presentación y juego desigual dentro de su baja raza. Destacaron los lidiados en segundo y tercer lugar por su buen juego.
Juan José Padilla: Oreja y oreja.
Saúl Jiménez Fortes: Dos orejas y ovación.
David de Miranda: Dos orejas tras aviso y dos orejas.
INCIDENCIAS
Se desmonteraron Fernando Pereira en el tercero y Manolo Contreras y Pedro Muriel en el sexto.
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