PABLO LÓPEZ RIOBOO
Una tarde de gran brillantez la vivida hoy en Sevilla, de matices, de peso y de poso de unas cuadrillas que volvieron a puntuar en su cita abrileña
Todo cae por su propio peso, una vez llegado el momento todo acaba poniéndose en su sitio, ese trabajo, ese sacrificio por llegar y mantenerse, con constancia y esmero se acaba consiguiendo. Ese trabajo incansable casi en la sombra de un ganadero que volvió a darle a Sevilla una interesante tarde de toros, ese que para muchos es mirado con lupa por haber heredado un nombre y un apellido legendario en el mundo del toro, ese que quizás es esperado con la escopeta cargada por ser uno de los referentes. Como referentes para los que vienen arreando son Paco María, Tito Sandoval o Chocolate a caballo, picadores que tarde tras tarde demuestran su estatus de figuras. Esas figuras que en el circuito de los de plata tienen su sitio ganado a ley por convencer con capote y banderillas tanto a aficionados como profesionales, nombres de la talla de Jocho, Rafael Rosa, Blázquez, Arruga o de la Viña, ahí es nada. Como fruta madura cayeron esos triunfos hoy en la Maestranza, el poso y el paso del tiempo han conseguido que el escalafón de picadores y banderilleros tenga un gran número de profesionales acreditados y solventes.
Llegaba Enrique Ponce a la Maestranza y con el una cuadrilla en la que hacían el paseíllo dos hombres de plata que a la postre dejarían huella por dos lidias impecables. Al primero de la tarde un toro de Juan Pedro tan bonito como justo de raza le realizó una lidia pulcra y sin exigencias un Jocho que anduvo torero toda la tarde. Le abrió los caminos, lo pulseó con mimo para no quebrantar a un animal al que el motor de la casta ya daba claros síntomas de ponerse en reserva. Por su parte Mariano de la Viña dio una lección de colocación y cabeza ante un cuarto de la tarde reservón y de baja nota. Le apretó al de Lo Álvaro -por petición expresa del matador- le obligó en capotazos exigentes, incluso llegó a sacarle un tranco más en dos capotazos que hicieron atisbar posibilidades para el tercio de muleta. Dos lidias a dos toros de diferente comportamiento, pero con el denominador común de sus nulas opciones en el tercio final.
Que tendrá el agua cuando la bendicen, que tendrá la cuadrilla del alicantino que pese a cambiar parte de sus integrantes no ha perdido solvencia y capacidad. Ya no es la misma que hace unos años le daba la vuelta a España, ha cambiado, sus caras ya no son las mismas, y aunque parezca mentira el barco navega viento en popa. En el segundo de la tarde Paco María dejó dos puyazos a un Juan Pedro de arrancada viva y brava al jaco, dos puyazos medidos, en su sitio, ante un animal que empujó con clase. Ese toro fue lidiado de forma notable por Rafael Rosa y en el que tanto Suso como Blázquez se explayaron en un tercio de banderillas marca de la casa. Su saludo montera en mano deja de ser ya casualidad. Para rematar su gran tarde, en el quinto volvió a sobresalir el nombre de Rafael Rosa por un tercio de banderillas en una perra gorda, siempre ofreciendo el pecho y clavando en la cara. Sevilla quiso premiarle con una cerrada ovación, el devolvió tan grato premio saludando montera en mano.
Cuando sale al ruedo un animal queriéndose comer los vuelos y embistiendo con clase todo parece más fácil, pero nada más lejos de la realidad, pulsear y saber acrecentar las virtudes de ese tipo de animales puede ser un arma de doble filo para el lidiador, ya que sino estas a la altura el batacazo puede ser de aúpa. Pero eso no llegó a pasar, ya que la lidia de Vicente Osuna al tercero tuvo el denominador común de la templanza, había que lidiar a Melodía con guante de seda, y así lo hizo el hombre de confianza del madrileño. Ese Vicente Osuna que saludó montera en mano en el sexto de la tarde junto a Arruga-su par fue de los mejores de la tarde- en un tercio de banderillas más solvente que brillante debido al comportamiento de un animal que sacó motor en el segundo tercio pero que ya en la muleta cantó la gallina cuando su movilidad fue menguando y dejó paso a su falta de clase, nunca quiso coger los chismes de verdad.
Una buena tarde la vivida hoy en Sevilla, de matices, quizás por momentos algo benévola -no todo puede cantarse como bueno- de unas cuadrillas que volvieron a puntuar en su cita abrileña, ojalá que este nivel se mantenga en los días venideros, la importancia del primer y segundo tercio de la lidia bien lo valen.
Añadir comentario