PABLO LÓPEZ RIOBOO
LA CRÓNICA DE PLATA
Suso se reafirma en Sevilla, en una gran tarde de Rafael Rosa y Carretero. Por su parte Lili cae herido en el cuarto en una tarde en la que Barroso da una lección a caballo y Lebrija se hace notar
La Sevilla taurina vivía hoy su tarde de más enjundia, la Semana Santa daba paso a la primavera, el olor a incienso aun rezumaba por las callejuelas del Arenal, Sevilla celebraba la Resurrección de Cristo, la Maestranza abría sus puertas para vivir otra tarde de toros. Los sevillanos hacía sólo cuatro horas que en Santa Marina habían puesto broche de oro a la semana más importante del año y colmaban a rebosar el coso de El Baratillo.
La cuadrilla de Morante vivió la cara y la cruz de la fiesta. Carretero sigue tarde tras tarde dando lecciones de cómo hay que lidiar a los animales, fue en el cuarto de la tarde, ante un animal de Domingo Hernández en el cual dictó una lección de temple y colocación. Lanceó al cuarto sin obligarlo, siempre a media altura para no quebrantar al animal, pero el toro, siempre con querencia a tablas se llevó por delante a Lili en un par de enorme riesgo, propinándole una grave cornada en el muslo izquierdo. La dos caras del toro, la gloria y la sangre,Carretero y Lili, dos toreros que hoy corrieron suertes distintas.
Plegó el capote como una dama cuando cierra el abanico, meció con guante de seda para llevarlo templado, despacio y con un enorme sentido del temple. Demostró Suso por qué Manzanares ha apostado por él, ve al toro rápido, y eso hizo con el segundo de Hernández, le anduvo sin perderle ni un instante la cara, le abrió los caminos, lo llevó largo, hasta el final, lidia importante que no hace sino reafirmar el sitio que ocupa. Aprovechó las prontas arrancadas del segundo Rafael Rosa para exponer en dos pares de gran importancia, un primero con solvencia y un segundo de gran verdad y valor, hicieron que saludara montera en mano tras su brillante actuación.
Decir Trujillo es decir torero, volvió una tarde más a demostrar por qué es considerado uno de los toreros de plata más importante del escalafón. Su lidia al sexto de la tarde fue primorosa, ante un animal justo de raza, capotazos justos, siempre a favor del toro, abriéndole los caminos, sin quebrantarlo, no hubo ni un enganchón, ni un capotazo a destiempo, todo con una enorme mesura. Antes en el tercero dejó dos pares de brillante ejecución, ante un animal con temple y calidad pero justo de fuerzas en el que vimos un más que importante segundo par, en el cual se dejó llegar el toro hasta la cintura.
Si hablamos de un torero a caballo en la tarde de hoy ese fue Barroso. Ante el quinto, un animal temperamental de Hernández tuvo una actuación solvente y de gran compromiso. Dos puyazos en los que no solo pico al toro, sino que supo torearlo y aguantar con enorme mérito el empuje del animal, en el que consiguió mantener al caballo en pie pese a que el toro parecía tenerle ganada la partida. Justa ovación le tributó el publico de Sevilla cuando se encaminaba al patio de caballos.
No me quiero olvidar para cerrar esta crónica de Enrique Lebrija, puntillero de la plaza, que en el cuarto de la tarde fulminó con un puntillazo soberbio a un animal en el que Morante de la Puebla escuchó los tres avisos. Quizás para algunos sea el gran desconocido, pero su profesionalidad y valía bien le hubiera valido el reconocimiento del respetable, por lo pronto, el mío ya lo tiene.
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