Novillos de Luis Algarra para Miguel Ángel León, José Ruiz Muñoz y Pablo Aguado
Tintes muy sevillanos los del cartel que abría las novilladas en La Maestranza, con un encierro de Luis Algarra para Miguel Ángel León, José Ruiz Muñoz y Pablo Aguado.
Escaso, muy escaso era el poder del primero, al que tampoco le ayudó la voltereta al sacarlo del caballo. Quiso Miguel Ángel León aprovecharle la calidad que derramaba, pero no aparentaba poder con su alma el animal. Hasta que le encontró el pulso el novillero para que se viniese arriba y le regalase embestidas largas por el pitón derecho, templado y con ritmo. Hasta el punto de sonar la música. Tuvo clase el de Algarra por ambos pitones, con un galope franco y boyante que le reportó una ovación en el arrastre. También al natural hubo momentos de temple, muy molestados por el viento.
Pocas o ninguna opción le dio el orientado cuarto a Miguel Ángel León, que lo vio vencerse, venirse por dentro y mostrarse remiso a la embestida entregada, por lo que, tras una porfía voluntariosa y larga, se fue a por la espada para pasaportarlo con brevedad.
Sacó su sello personal José Ruíz Muñoz para lancear con personalidad al buen segundo, en un saludo a la verónica que terminó con tres medias de buen trazo en la boca de riego. Torerísimo estuvo el de Chiclana con el noble utrero, muy venido a menos y embistiendo a media altura al natural, por donde llegaron bellos los muletazos. Algo tendida cayó la estocada antes de escuchar leves pàlmas.
Arromerado fue el saludo de capa al quinto de Ruíz Muñoz, con el mentón en el pecho y las muñecas sueltas, aprovechando la movilidad con una gran media para rematar. Pero desarrolló sentido el de Algarra, que se convirtió en una prenda por el pitón izquierdo. El chaval lo macheteó con decoro sin meterse en más batallas y dejó una media estocada.
Huidizo y desentendido salió el tercero hasta que le recogió Aguado la transmisión con el percal para dejarle un ramillete de verónicas de mucho encaje rematado con una media de personal sabor. Pero se apagó pronto el animal en la muleta, pues le duró la bravura lo que una tanda. Tuvo movilidad apretando siempre hacia adentro, y tuvo temple Pablo Aguado para proponer siempre en curva y enroscándose al animal, que salía con la cara alta y distraído, pero no estuvo fino con los aceros y escuchó silencio.
Al sexto lo recibió con un puñado de verónicas de mucha suavidad, sellando el saludo conj dos medias de mucho temple. Galleó Pablo Aguado por chicuelinas la colocación del animal en el caballo, donde ya evidenció su falta de fuerza, por la que al final fue devuelto. Del mismo hierro era el sobrero, que se movió sin mucha entrega en la capa de Aguado. Ajustadísimas fueron las chicuelinas para llevarlo al caballo. Brilló la cuadrilla en el tercio de banderillas, con dos grandes pares de Manuel Odero y una sensacional lidia de Rafael Figueroa. Con el cartucho del pescao comenzó la faena para templarle luego profundos los naturales con La Maestranza coreando cada pase. Cadencioso fue el trazo de los naturales ante un utrero de medias embestidas que no terminaba de redondearse. Faena de altibajos la del sevillano, que tuvo, sin embargo, muletazos de mucha importancia antes de que se pusiera el animal a pegar arreones de manso con el descabello y terminase la labor en silencio.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Novillada. Media entrada en los tendidos. Utreros de Luis Algarra, bien presentados. Destacó el buen primero, aplaudido en el arrastre. Se desmonteraron Manuel Odero y Rafael Figueroa en el sexto de la tarde.
Miguel Ángel León (verde hoja y oro): silencio y silencio.
José Ruiz Muñoz (marino y oro): silencio y silencio tras aviso.
Pablo Aguado (corinto y oro): silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.
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