PABLO LÓPEZ RIOBOO
Una brava y enclasada corrida de Zalduendo -con indulto incluido y merecido- brinda una tarde para el recuerdo en la torera localidad gaditana
Tras un gran triunfo de El Juli y Roca Rey ayer en Cáceres –el peruano también lo hizo en Moita en horario nocturno-, volvían este domingo a verse las caras en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda con motivo de su feria de la Manzanilla. Morante de la Puebla, después de una desafortunada tarde en Córdoba el viernes, completaba el cartel con toros de Zalduendo.
Para mandar en el toreo hay que tener tres cosas, inteligencia (cabeza), valor (bragueta) y temple (muñecas), pues bien, la terna de hoy reunía esas tres cualidades en un cartel de gran fuste. El club de las muñecas rotas, es ese selecto lugar donde solo están invitados los más elegidos, esos que llevan escondidos dentro de su ser la dicha de ser y saberse insustituibles. Torear con las muñecas rotas implica desmayo, valor, temple, capacidad…, torear con las muñecas rotas lleva implicito aminoran o reducir la embestida del toro, engancharlo donde tú quieres y soltarlo donde deseas. Torear con las mulecas rotas es mandar, someter, casi diríamos hipnotizar, con la pañosa a un animal fiero como es el toro bravo. Hoy tres miembros de ese selecto club, dejaron volar sus muñecas para regalarle al la plaza de El Pino obras de pincel fino y trazo limpio.
El Juli es un torero que en su amplia y dilatada carrera ha pasado por distintas fases en su toreo, hoy en día se sabe Rey del cotarro, de ahí que esta etapa de su vida esté presidida por un toreo aún más profundo, ese que da saberse por encima del bien y del mal, ese que deja a un lado la presión del que marca el ritmo para sacar el concepto más refinado que lleva puliendo tanto tiempo. Su primer toro, segundo de la tarde, era un animal de impecables hechuras, de gran calidad y humillación, al que torero madrileño enjaretó con un saludo a la verónica primoroso. Lentos y acompasados fueron sus lances de mano baja, la media de cierre tuvo sabor. Vistas las condiciones del Zalduendo, el de Velilla se fue al centro del ruedo para dejar un quite por chicuelinas de gran ajuste y templado metraje. El toro se iba tras los vuelos haciendo el avión. Al ralentí toreó el madrileño en tres series de torero ligado, muy por abajo, exprimiendo a un animal que respondió con bravura a la exigencia pedida por el torero. El de Zalduedo se ralentizaba en cada muletazo, con el hocico por el suelo. Con más de media muleta planchada en el albero citó el madrileño a ‘Ambicioso’, los muletazos parecían no tener fin, toreó con la yema de los dedos, cadenciosos y sutiles fueron los muletazos de un Julián roto. Pero de mitad de faena hacia adelante, acuso el poder de la muleta el animal, bajando la intensidad de sus arrancadas, lo que aprovechó Julián para dejar una segunda mitad de faena en las cercanías. Tras un ajustado final de faena y una estocada arriba le cortó las dos orejas al enclasado animal de Zalduendo, premio justo para ambos por lo visto en el ruedo.
Pero su obra magistral llegó en el quinto, ante un toro llamado ‘Jorguín’, se rompió El Juli en una obra magistral, completa de principio a fin ante un toro de unas condiciones excelsas. Volvió a lancear con temple a la verónica, todo despacio, medido, con cabeza, ante un toro que ya de salida mostró sus grandes condiciones. Se le picó una sola vez, empujando el animal con buena clase. Tras el encuentro con el jaco, el toro evidenció un tranco más en sus embestidas, lo que aprovechó El Juli para dejar un quite por Lopecinas, con el compás abierto, que hizo las delicias del respetable. Saludó montera en mano José María Soler por dos pares de gran torería y ajuste. Ya en la faena de muleta, le presentó la pañosa y allá que se fue el Zalduendo, un toro de nota por clase, galope, calidad y humillación. Desde el primer momento se vio que la faena iba a llevar el prisma de la despaciosidad y el temple. Acertó Julián a darle tiempo al toro entre tanda y tanda, a exigirle en un muletazo y aliviarlo algo en el siguiente, para así acrecentar las ganas de embestir de un toro que nunca se afligió. Se vio la versión más artística del torero madrileño, esa que lleva tiempo plasmando en los ruedos, un concepto de sometimiento y mano baja, pero de un regusto mayor. El toro era el idóneo para ese tipo de torero reposado, de muleta baja, compás abierto y cadencia en cada muletazo. El toro pedía sometimiento, mano baja, cuanto más se le exigía más agradecido era. Se vieron muletazos a cámara lenta, Julián estaba plasmando en el ruedo lo que tantas veces había soñado, cuajar un toro con la bandera del toreo acompasado, rítmico y de muñecas rotas, ese que hoy le hizo sentirse dichoso, por una labor de Maestro absoluto. La plaza estaba rota, desmadejada, como el torero tras una actuación sobresaliente, y pidió el indulto para el toro, de sobra merecido. Hubo unanimidad entre profesionales, aficionados, publico y autoridad, y el toro fue indultado para alegría de todos los allí presentes.
Si tuvo grandes virtudes el segundo de la tarde, el tercero no le fue a la zaga. Un toro que ya desde salida evidenció que no iba a estar sobrado de fuerzas, pero sí de casta y calidad. Se lo saco a la segunda raya el peruano toreando a la verónica, abrochando el saludo con una media de cierra llevándose el animal detrás de la cadera. Volvió a mostrar flojedad en el estoico quite capote a la espalda del joven espada, se lo pasó por la faja, y sin mover si una pestaña abrochó el quite saliendo de la cara del animal como el que va a por un café. Roca Rey tiene la virtud de la conexión con el público, y eso le hace tener una gran seguridad en sí mismo. Ligó los muletazos, toreó con despaciosidad, rápidamente le cogió la velocidad a un toro con bondad y gran humillación por ambos pitones. Exprimió como un limón las enclasadas embestidas de un Zalduendo que lo quería todo por abajo. Labor firme y asentada, con muletazos largos, de gran sometimiento. Un torero que al igual que El Juli tiene la cabeza fría en momentos comprometidos y unas muñecas rotas que le permiten canalizar las embestidas con un temple y un dominio apabullante. Las dos orejas se le escaparon tras un pinchazo previo, la oreja otorgada no tuvo discusión
Otro toro de nota salió por chiqueros, era el sexto de la tarde, un Zalduendo que llevaba por nombre ‘Zafio’, que ya de salida, como la mayoría de sus hermanos mostró sus virtudes. Lo pulseó con el capote a la verónica, para luego dejar un quite de gran ceñimiento y ajuste -como en su toro anterior-. Animal que llegó a la muleta con un son y una clase marca de la casa.. Ligó los muletazos, vaciando siempre la embestida y llevándose el toro detrás de la cadera. Como todos los toros buenos de la corrida marcó el terreno donde quería la pelea, siempre del tercio hacia las afueras. Ligó los pases con suavidad, le mostró siempre las bambas de la muleta y tiró de el animal, el cual siempre prefirió el sometimiento al alivio a media altura. Toro que nunca perdió el ritmo en sus embestidas, sin duda de vuelta al ruedo, al que Roca Rey cuajó de forma rotunda. Tras pasaportarlo de una estocada arriba paseó las dos orejas.
Morante pechó sin duda con el peor lote. Mimó de salida al primero de la tarde, un animal de escasa fortaleza pero que embistió con suavidad a la capa del torero de la Puebla. Tres verónicas, tres, a media altura para no quebrantar al de Zalduendo regaló Morante, lances encajados, rotos, desmayados. Lo llevó nuevamente a media altura en un inicio de faena de gran gusto y templanza, ante un toro de buena condición, aunque de sosita embestida. La improvisación se hizo patente en el ruedo, Kirikikí, Molinetes, remates por bajo…, todo lo hizo con sutileza, garbo y una gran torería. Intercaló los adornos, con naturales sueltos de gran pellizco, en una obra medida por la condición del animal. Tras la estocada se le pidió la oreja, no siendo concedida por el palco, saludando finalmente desde el tercio.
Lidió en cuarto lugar un castaño sin raza alguna. De capa apuntó más que disparó el de La Puebla, soltó sus muñecas, embarcó la embestida y cuando se disponía a rematar el capotazo, el Zalduendo soltó la cara, y lo que iba para un lance de cartel se quedó en nada. Destacó Carretero por un par sensacional antes de que Morante volviera a toparse con la realidad, en un quite con más intención que lucimiento. Con la muleta no hubo cambio de planes, lo intentó en dos primeras series de toreo a media altura, sin obligar al toro, pero la descompuesta embestida acabó por desesperar al torero, que acabó abreviando viendo las nulas opciones del animal. Con la espada estuvo más eficaz que ortodoxo, lo que acabo por dividir al respetable una vez finalizada su actuación.
No se quería ir andando Morante de la plaza, y mucho menos tras la tarde de gran contenido que se estaba viendo. Salió por chiqueros un Zalduendo de poca clase y de embestidas poco esperanzadoras. Dejó un ramillete de verónicas bellas, barrocas, con aroma a toreo caro. Lo puso todo el torero, ante un toro geniudo y con guasita, de movilidad a la defensiva y carente de calidad. Sacó agua de un pozo vacío, tres series de toreo en redondo, mentón en el pecho, muleta planchada y sutilidad en los toques, kirikikis, molinetes enroscándose al toro en la cintura, todo con una aroma diferente, una obra medida que caló en el respetable. La faena había tenido intensidad, Morante había apostado por un animal remiso a irse detrás de los vuelos, pero la tarde tenía aroma de acontecimiento y el de la Puebla hizo el esfuerzo. La estocada baja le privó del doble trofeo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Corrida de la feria de la Manzanilla. Lleno.
Siete toros de Zalduendo. Correctos de presentación y gran juego en su conjunto. Noble y con la raza medida el sosito primero. De gran clase y calidad el entregado segundo. Con bondad, temple y humillación el interesante tercero. Arisco, de cara alta y nula entrega el deslucido cuarto. Bravo, humillador y de tremenda entrega ‘Jorguín’, indultado. De entrega y gran humillación el importante sexto. Con movilidad díscola y sin entrega el correoso sobrero de regalo.
Morante de la Puebla (amaranto y azabache): Ovación tras petición, división y oreja en el sobrero de regalo.
El Juli (sangre de toro y oro): Dos orejas y dos orejas y rabo simbólicas
Andrés Roca Rey (verde botella y oro): Oreja y dos orejas.
INCIDENCIAS
Se desmonteraron José María Soler en el quinto de la tarde y Juan José Domínguez tras parear al sexto. El mayoral de Zalduendo salió en hombros junto a El Juli y Roca Rey
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