Texto: Pablo López Rioboo – Foto: Arjona
Volvía la ganadería gaditana de Núñez del Cuvillo a Sevilla, una divisa que raro es el año que no saca un toro de nota o una corrida importante en La Maestranza. Los derroteros iban por todo lo contrario, siete toros y salvo virtudes que ahora contaremos nada reseñable que hiciera al aficionado salir satisfecho. Pero llegó el sexto, octavo de la tarde y se abrió el paracaídas, el golpe estaba cerca pero al final no se produjo.
…y salió Encendido, un toro de esos que ponen a todos de acuerdo. El animal que sueña todo aquel que es o quiere ser ganadero. El sueño que buscó Álvaro Núñez Benjumea, un ganadero que ahora anda en inmerso en nuevos retos en su vida como ganadero. Ese que tiene que ver mucho en que Encendido, hijo de Encendida y hermano de aquel gran Encendido del pasado año en Sevilla se criara en El Grullo y llegara a encumbrar se como un toro de vacas. Pero volvamos a su comportamiento en el ruedo. Un toro que acudió con nobleza al capote de Roca Rey, para luego empujar con clase al peto en dos puyazos no muy extensos pero que si ahormaron su embestida. Toro que en toda su lidia demostró esa calidad que sacó en el capote de su lidiador para llegar a la muleta con claros signos de poder romper a embestir. Y así lo hizo, en la primera tanda se fue tras los vuelos de la muleta en un comienzo colosal. Toro con un galope sostenido y enclasado, esos que se reducen cuando la exigencia les obliga a romperse. En ningún momento acusó el sometimiento, todo lo contrario, buscó con ahínco los vuelos de la muleta en una embestida de una bravura con mayúsculas. Tuvo fijeza, prontitud, galope y una clase extra. Prácticamente todo lo que se le pide a un toro bravo. La gente vibraba ante tal torrente de sincera entrega. Tal fue su profundidad que embistió haciendo el avión por ambos pitones. No perdió nunca el galope durante toda la faena, es más cuanto más avanzaba la misma más profunda y enclasada era su embestida, lo que se denomina en el argot taurino gatear. Toro de esos que hace una ganadería y que por incomprensible que parezca se fue al desolladero sin un premio mayor que la ovación cerrada de toda la plaza, algo que a este que les escribe le parece un error por parte de una presidencia a la que le faltó mayor sensibilidad para premiar la bravura, esa que debe seguir fluyendo para preservar la misma. Hoy murió un toro bravo en la plaza, un animal que se entregó para que otros pudieran alcanzar su sueño
Del resto de la corrida entraremos en harina a continuación. El primero fue un animal tan noble como soso, al que nunca se le pudo apretar por abajo, si lo obligabas perdía las manos. Toro con mayor entrega a zurdas pero sin poder.
El segundo de la tarde se empleó con clase y profundidad en el capote. Se durmió por el pitón derecho en embestidas al ralentí. Peleó con clase en el peto para más tarde no ser obligado en la lidia. Colocó la cara por el derecho, bien es cierto que embestía más y mejor cuando iba enganchado. Acertó Manzanares en no obligarle desde el principio en muletazos en línea recta para apretarle según avanzaba la tanda. Por el izquierdo embistió a saltitos y sin entrega. Tendía a soltar la cara al final del muletazo.
Tuvo movilidad y transmisión el tercero bis, pero sin embargo nunca fue metido en los chismes. Animal con genio, aspereza e irregular embestida. La dificultad radicó en que no se salía de la muleta, embistiendo en ocasiones con el pitón de fuera. Toro exigente que pesó una enormidad en la muleta. Por el izquierdo su comportamiento no mejoró.
El cuarto no levantó el vuelo de la tarde, fue otro animal medido de fuerzas que tuvo nobleza y temple a derechas pero no aguantaba el sometimiento. Se sentía más a gusto en la exigencia, pero su fuerza no le permitía esa entrega. A media altura su embestida no decía nada.
Por último, el quinto bis fue un toro con transmisión y humillación en las primeras series a diestra. Animal al que había que llevar metido en la muleta ya que tendía a embestir en alguna ocasión por dentro. Por el izquierdo tuvo largura y entrega pese a su irregularidad. Ejemplar con teclas este de Cuvillo que sin embargo protestaba a partir del cuarto muletazo, por lo que las tandas no podían ser largas.
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