TEXTO: Pablo López Rioboo – FOTO: Arjona
Volvía la divisa de Espartaco a Sevilla, una ganadería que se ha ganado el respeto de la afición sevillana en las últimas temporadas. Lidió el torero de Espartinas un encierro bien presentado, alguno de ellos con las hechuras que tiene que tener un novillo. A la postre las sensaciones fueron buenas, pese a la justeza de fueras de alguno el juego de la novillada fue interesante, con los matices lógicos, pero al fin y al cabo un festejo con virtudes. En la tarde de ayer hubo dos novillos que destacaron por encima de todos, ‘Viriato’ en segundo lugar y ‘Desgreñado’ en sexto. Dentro de la rama Torrestrella y Guateles, la novillada sacó a relucir muchas de las virtudes de estas procedencias.
‘Viriato’ fue un novillo bajo, con el peso justo y la cara bien colocada. Un utrero que peleó con bravura en el peto en dos puyazos en el que se le midió el castillo, para más tarde llegar a la muleta con brío. Galope, prontitud, fijeza, humillación y entrega fueron sus virtudes. Un animal que lo quería todo abajo, rebrincándose y soltando algo la cara si tocaba las telas. Tuvo ritmo y buena clase en embestidas con chispa, no fue nada fácil de entender u animal exigente en alturas y colocación. Por el izquierdo pese a querer irse tras los vuelos tuvo embestidas más irregulares. Un animal que embistió más y mejor en la media distancia. Se fue al desolladero entre tibias palmas, premio menor para un buen novillo.
‘Desgreñado’ es de esas reatas clásicas de Guateles, ayer abrían y cerraban festejo, pero solo el sexto pudo sacar a relucir sus virtudes. Animal alegre en el caballo pese a no hacer una pelea brava en el caballo. Hizo sonar el estribo en varias ocasiones. Novillo al que había que llevar siempre enganchado. Se fue a los vuelos por el izquierdo, buscando siempre esos vuelos con temple y humillación. Ejemplar como todo lo de Guateles con exigencia y transmisión. No valía con acompañarlo, sino que había que someterlo. Había que titar de él y prolongarle la embestida. Cuanto más por abajo más entregado iba, un ejemplar que se sentía más a gusto cuanto más exigente era el muletazo. Por el derecho tuvo menor entrega un animal que embistió a media altura pese a su noble y obediente condición. Palmas en el arrastre para un utrero en hechuras y con virtudes.
Del resto de la novillada hay que contar la nobleza a menos de un primero bis rajadito y justo de fuerzas que tuvo la virtud del temple. Un ejemplar agradecido pero muy medido en todo. El bruto y genuido lidiado en tercer lugar. El deslucido y agarrado al piso cuarto. Un novillo de corto viaje y nada agradecido, y por último un quinto -sobrero- de Dolores Rufino de movilidad bruta y desclasada. Una novillada con sus matices lidiada en una plaza con menos público y con un calor veraniego. Un festejo en el que se guardó un minuto de silencio por la memoria de Fernando Domecq, un ganadero de bandera que soñó con criar un tipo de toro muy definido. Ayer en cierto modo ‘Viriato” y ‘Desgreñado homenajearon con sus embestidas a un ganadero con mayúsculas.
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