PABLO LÓPEZ RIOBOO

Tarde de gran contenido la vivida hoy en Sevilla, en la que el buen juego de los toros de La Palmosilla facilitaron el lucimiento de picadores y banderilleros.

Debutaba en Sevilla el hierro gaditano de La Palmosilla, una divisa que tiene como principal virtud la clase. Esa clase que supieron paladear y sentir en sus muñecas los hombres de plata que hacían hoy el paseíllo en este magno ruedo. Decir Carretero es decir torero, hoy en supo canalizar las embestidas enclasadas y humilladoras del gran cuarto, un toro que pedía únicamente suavidad. Le abrió los caminos, pulseándolo y buscando el capotazo puro. Como norma general la corrida sacó justeza de fuerzas, por lo que el temple se hacía imprescindible. Un día escuché una frase que aún guardo en mi cabeza, esa frase decía, “la caricia doma”, pues bien, en ciertas ganaderías donde predomina la clase, esa frase se hace mayor si cabe. Esa Caricia que ya plasmó el anteriormente mencionado Carretero, esa que también supo captar y realizar Manuel Martín, siempre bien colocado y toreando con mimo al animal.

Ese temple que se necesita para embarcar un toro también es el requerido para banderillear. Ni un paso a destiempo, ni un cite sin que esté colocado el toro, ni un par sin sacarse los palos de abajo, todo suma para que la reunión sea en el sitio y el par sea bien ejecutado. Hoy volvimos a ver a dos toreros desmonterarse, fue en el quinto, un toro que sacó clase en el capote y acudió presto al cite de los hombres de plata. Fernando Sánchez ya había dado un toque de atención en el segundo, pero fue en el quinto en el que Sevilla le premió con una cerrada ovación. Esa ovación que compartió desmonterado junto a Tomás López. Pero para uno que les habla el par de la tarde lo vimos en el sexto de la tarde. Se unieron varios factores que lo hicieron verdaderamente importante. Uno, la incesante lluvia que caía sobre la plaza, dos, el estado del piso y tres, la geniuda e incierta embestida de un toro cinqueño con cierta ‘guasa’. Todo eso hizo que el gran par de Ronquillo tuviese un verdadero valor, ese valor que derrochó el toreo tras clavar un par de máximo ajuste con un toro apretando hacia su querencia. Para quitarse el sombrero. Los buenos aficionados seguro que supieron verlo.

@pablolopezriobo (pablolr89)

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