Volvía los toros de La Palmosilla al coso sevillano. Una corrida que evidenció dos cosas. Primero, una desigualdad en sus hechuras y segundo, un comportamiento enclasado marcado por la falta de fuerzas. Dentro de dicho festejo fueron devueltos tercero y quinto, saliendo en sus lugar un toro del hierro titular y otro de Fernando Sampedro. Dentro de una corrida larga y en muchos casos anodina destacaron dos animales por encima de todos. ‘Primoroso’ y ‘Malquerido’, segundo y cuarto de la tarde. Uno de una clase y una profundidad importante, el otro con picante y muchas teclas que tocar. Pero entremos por parte el análisis de una corrida que tiene diversos matices que desgranaremos a continuación.

Esos dos toros que destacaron por encima de los ocho restantes tuvieron la personalidad y variedad de comportamiento que busca todo ganadero. Ambos eran toros de llevar siempre pulseados y enganchados, pero uno embestía al ralentí buscando los vuelos y el otro con motor y la exigencia del toro encastado. ‘Primoroso’ fue a más en cada muletazo, pedía sometimiento y mano baja. Por el derecho tuvo buena condición, pero fue por el izquierdo por donde su entrega fue mayor. Cambiaba un mundo su embestida cuando lo traías enganchado, ahí es donde se sentía a gusto embistiendo. Toro de clase extra por ese pitón. Por otra parte, ‘Malquerido’ fue de esos toros exigentes. Animal con carácter, a los que hay que llevar siempre sometidos por abajo. Toro nada fácil de ver, debido a que si lo toreabas a media altura decía menos en sus embestidas. Toro para no relajarse, de esos a los que mejor que acompañar la embestida hay que someterlas. Dos animales muy distintos, que si bien es cierto también tuvieron el Handicap de la justeza de fuerzas no la cantaron tanto como el resto de sus hermanos.

Dentro del festejo hubo un toro, el sexto que pese a tener dentro 10-15 embestidas si propició el corte de oreja del sevillano. Pese a lo poquito que duró si evidenció buena clase y un ritmo sostenido en su embestida. Cierto es que no era toro de tandas largas, pero las embestidas que tenía se las entregó a un Serna que lo entendió a la perfección. Le ayudó cuando lo tenía que hacer, le exigió y alivió en el momento preciso, e incluso llegó a alargar esas embestidas despaciosas que a mitad de faena parecía no tener el toro.

Como dijimos antes, la falta de fuerzas marcaron la tarde. Primero, tercero y quinto fueron los que menos opciones dieron. El primero de noble comportamiento acusó esa debilidad, lo que unido a su sosa embestida no dejó que la faena tomara vuelo. El sobrero que hizo tercero cantó también su flojedad. Toro que pedía que lo engancharan y tiraran de él. Se fue tras los vuelos cuando toro y torero se entendieron. Lástima que esas embestidas se dieran a cuentagotas. Por su parte el sobrero de Sampedro que hizo quinto acusó su falta de clase y raza, algo no habitual en esa casa.

@pablolopezriobo (pablolr89)

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