PABLO LÓPEZ RIOBOO

Llegaban este jueves las figuras a La Malagueta en un rematadísimo cartel pero la corrida no terminó en triunfo. Roca Rey herido por el tercero sólo pudo estoquear un toro

El toreo necesita de esos revulsivos que engrandezcan el toreo, que vuelvan a darle un giro de tuerca a la tauromaquia, ese giro que a base de bragueta, temple y mucha verdad está consiguiendo Roca Rey. Esa verdad escondida que radica no solamente en un valor abrumador sino en unas cualidades innatas para ser figura del torero. Esa verdad que pese a las adversidades le puso Morante para dibujar lances a la verónica de una despaciosidad y una lentitud sobervias, esa verdad que le puso al cuarto para sacarle muletazos de una hondura tremenda. Esa verdad y esa hambre que tras muchos años sigue llevando por bandera un Julián que tiene el toreo en la cabeza, ese que hoy no pudo sacar por lo deslucido de su lote, ese que nada más que le dejó demostrar su poderío muleteril para convencer al rajadito quinto. La verdad es la bandera del toreo, esa que anda escondida en el alma de tres torero que hoy con suerte desigual trenzaron el paseillo en la Malagueta.

Llegaban este jueves las figuras a La Malagueta en un rematadísimo cartel conformado por Morante de la Puebla, El Juli y Andrés Roca Rey. Un encierro de Garcigrande era la materia prima para la ocasión. A las siete en punto arrancaba el paseíllo. Y con una entrega comenzó el festejo, porque Morante de la Puebla recogió en el ruedo el capote de paseo como triunfador de la pasada feria 2015.

Con suavidad y mimo recibió Morante de la Puebla a un toro justito de raza, pese a que no pudo soltarse si dejo una larga y una posterior media a cámara lenta. Con despaciosidad comenzó la faena Morante de la Puebla ante un toro agarrado al piso y con las fuerzas al límite. Muletazos a favor del toro, siempre a media altura pero todo con gran sabor. Tras pararse definitivamente el animal en la segunda tanda se fue a por la espada. Tras dejar una media estocada el animal se puso complicado para descabellar, Morante no lo vio claro, dejando el de la Puebla que sonaran los tres avisos.

Salió enfibrado Juli para templar y acompasar las huidizas pero enclasadas embestidas de del Garcigrande. En la yema lo picó Salvador Núñez para luego dejar Julián un acompasado quite por chicuelinas y cordobinas, rematado con una media detras de la cadera. Roca Rey no quiso quedarse atrás, dejando un ajustadísimo y variado quite que enardeció al respetable. Acertó Julián a dejarle la muleta en la cara al mansito de Garcigrande, que una vez metido en las telas tomaba la muleta con calidad, serie de toreo despacioso y mano baja la recetada por el madrileño, pero el toro se rajó y se fue a tablas imposibilitando así el lucimiento y la estructura de una faena. Tras pasaportar al animal de una estocada trasera y algo tendida fue silenciado.

Con garbo y torería salió a lancear Roca Rey al tercero. Un toro con movilidad y transmisión al que el peruano le enjaretó un buen recibo a la verónica. Llevándolo luego por chicuelinas al paso al caballo. Desde el inicio de faena en los medios el pueruano dejó claro que era una tarde clave para él, llevó largo al animal en dos primeras series que tuvieron vibración y temple ante un toro al que había que empapar de muleta y tirar de él. Cuando toreaba por naturales el toro hizo por el torero, propinandándole un volteretón espeluznante que obligó a llevarlo a la enfermermería. Salió a los pocos instantes para volver a la cara del toro como si nada hubiera pasado en una serie de toreo al ralentí que levantó al público de sus asientos. Siempre toreando con un concepto máximo de pureza, enroscandose tras la cadera a un toro que ya no quería pelea. Asustó al miedo el peruano en una faena sincera y de gran templanza. En las postrímerias de la misma volvió a la zurda para romperse con tres naturales de una expresión torera enorme. Finalizó su labor en la distanciancorta, le tenía cortada las dos orejas pero la espada no entró. Cuando se dispononía entra por cuarta vez se desvaneció, llavándolo su cuadrilla a la enfermería. Morante se hizo cargo de despenar al animal.

Se reconcilió Morante con la Malagueta en un recibo por verónicas colosal al cuarto, lances de una enorme despaciosidad, muñecas rotas, doce capotazos a cámara lenta y una media de cartel abrocharon un saludo capotero para enmarcar. Lo lidió con sumo mimo Carretero, para que el de Domingo Hernández acrecentara sus virtudes en el tercio de muleta. Pofió el de La Puebla con un inicio de faena a pies juntos con buen gusto, llevándose al toro al tendido 8 para resguardase de la brisa que soplaba. Quiso en todo momento el de la Puebla, que primero le sacó cuatro naturales de cartel al toro para luego con la derecha dejar muletazos suaves y cadenciosos, componiendo y enroscandose al toro detrás de la cadera. Muletazos de una gran personalidad, trincherazos y kikirikis abelmentados, pero el toro pese a tener nobleza no acabó de romper por su justeza de raza. Faena breve pero bonita y a compás de un Morante que supo reconciliarse con la Malagueta tras lo vivido en el primero de la tarde. Tras una media en buen sitio fue ovacionado.

Salió sueltecito como todos sus hermanos el castaño quinto, el cual no se dejó torear de capa y apretó en banderillas. Lo enceló el Juli en un inicio de faena en el que no exigió al toro, a base de ir templandolo el animal fue tomando cierto ritmo en la muleta. Pese a la buena predisposión del torero el animal carecía del empuje necesario para que lo que le haciera el torero calase arriba. Porfió Julián, acertando en cites y distancias, faena limpia y muy técnica de un torero que tiene el toreo en la cabeza ante un toro de descastada condición pese a tener nobleza. Se atascó Julián en la suerte suprema y fue silenciado.

Por el percance sufrido por Roca Rey en el tercero, tuvo que salir Morante de la Puebla a torear al sexto, un toro al cual lanceó con buen gusto a la verónica. Breve, muy breve fue la faena de un Morante de la Puebla que no tuvo enemigo, un toro escaso de raza, siempre con la cara alta y desentendido de la muleta. Morante no se dió coba y abrevió. El público se fue desencantado con su actuación pese a los buenos momentos vistos en el cuarto, seguro que el sábado todo el que sea buen aficionado vuelve para verlo, nunca se sabe que día puede ser en el que el de la Puebla borde el toreo. Tras pasaportar al toro media estocada fue silenciado.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Malagueta. Quinta de abono. Corrida de toros. Lleno en los tendidos.

Seis toros de Garcigrande, bien presentados, descastados en líneas generales

José Antonio «Morante de la Puebla” (celeste y azabache): pitos tras tres avisos, ovación y silencio.

Julián López «El Juli” (nazareno y oro): silencio y silencio.

Andrés Roca Rey (marino y oro): herido (palmas)

PARTE MÉDICO DE ROCA REY:

«Herida contusa por asta de toro en abdomen. Herida inciso-contusa en tercio externo izquierdo del labio superior que interesa a piel con una trayectoria de unso dos centímetros y mucosa gingival, unos 4 centímetros de longitud en su parte interna. Sin pérdida de piezas dentales”.

@pablolopezriobo (pablolr89)

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