PABLO LÓPEZ RIOBOO
Carvalho y Juan Sierra también destacaron, pero sobre todo Manuel Rodríguez dejó una soberana lidia al enclasadísimo cuarto
Suavidad, temple, mesura, compás… dichos adjetivos definen a la perfección la lidia de Mambrú al cuarto de la tarde, un colorado de Vegahermosa con un tranco y una clase de nota, pero con el hándicap de su medida fuerza. Un toro que recordó a aquel Cuvillo que desorejó Morante el pasado año en el coso maestrante. ‘Caudillo’ pedía temple y despaciosidad, Mambrú no se dio coba y lo lanceó a placer en una obra para aficionados. Se lo hizo todo con torería, le abrió los caminos en una labor primorosa. Pero ahí no acabó todo, pues Mambrú tiene la virtud de estar siempre colocado en su sitio y con la cabeza fresca, evitando con un capotazo que Padilla fuera prendido tras un par de banderillas de gran exposición.
Dejando al protagonista de la tarde a un lado, también hay que hacer mención a otros toreros de plata que hoy trenzaron el paseíllo con la corrida de Jandilla. Ellos fueron Carvalho, por un capotazo cumbre al segundo, y Juan Sierra, por su templada lidia al tercero de la tarde, en la que nunca obligó a un toro que hizo cosas buenas en los primeros tercios.
Esos primeros tercios que le valieron la ovación tanto a Quinta en el encastado quinto, como a Chicharito con el bruto y topón sexto. Dos tercios de varas con el denominador común de la eficacia, la buena monta y la medida. Esa que tuvo sin salir ovacionado Justo Jaén en el primero, por una vara arriba muy bien ejecutada. Nada en esta vida es por casualidad.
Añadir comentario