PABLO LÓPEZ RIOBOO
Antoñares se templó con la capa, mientras que Ángel Otero y Tejero saludaban Montera en mano en el sexto
La recta final del ciclo abrileño se aproximaba con uno de los carteles de mayor fuste. De la cuadrilla de Morante sobresalieron con los palitroques Lili y Araujo, el primero expuso de verdad en dos pares de gran riesgo y ajuste -ceñidos en el embroque-.
En el cuarto se fue ovacionado Cristóbal Cruz por un primer puyazo tan medido como bien colocado. De la del extremeño Talavante hay que volver a nombrar a Trujillo por un enorme segundo par al quinto, en el cual se dejó llegar una enormidad a un Cuvillo con movilidad aunque de raza medida.
Lo mejor de la tarde se vio con el serio sexto, un toro de carácter con el que salió ovacionado Mario Herrero por dos puyazos medidos, pero que tuvieron el denominador común del buen hacer. Antoñares se templó con la capa, mientras que Ángel Otero y Tejero saludaban Montera en mano. El primero dejó dos pares de gran solvencia y contundencia, clavando en la misma cara. En el tercero de la tarde Sevilla supo reconocer los dos puyazos que dejó Israel de Pedro, en el primero realizó correctamente la suerte, dejando un puyazo arriba.
Tarde de contenido la vivida hoy en Sevilla ante una corrida con muchos matices y de buen juego de la divisa gaditana.