Luis Bolívar dio una vuelta al ruedo en el cuarto, una ovación se llevó Luis David Adame y Rafael Serna paseó una oreja frente al sexto en una tarde de gran compromiso por lo que representaba para él.

La Real Maestranza de Caballería de Sevilla acogía, en la tarde de este domingo 28 de abril, la segunda corrida del abono en el coso andaluz. Se lidiaba un encierro de La Palmosilla para un cartel compuesto por Luis Bolívar, Luis David Adame y Rafael Serna.

Un festejo que tuvo como noticia más destacada la oreja que paseó entre lagrimas un Rafa Serna que hoy honró con su espada y su muleta el nombre y el apellido que lleva por bandera. Su brindis al cielo en el tercero de la tarde encogió los corazones de las más de 5000 almas que allí se dieron cita. Rafa, ya se ha ganado ser conocido por Rafael. Su tarde de hoy es de las que marcan el carácter de las personas, si se achican o se agigantan. Hoy un torero nacido en el corazón de Sevilla demostró ser todo un hombre. Miró a sus antagonistas a los ojos y no le volvió la cara a la responsabilidad, espantando así a algunos fantasmas que pululaban por la Maestranza escondidos en los tejadillos de la plaza. Sevilla lo arropó y el se entregó en una tarde sin fisuras, esa que le debe valer al menos para verle la cara más asiduamente al de los rizos. El toreo se hace despacio y las prisas no son buenas consejeras en este noble arte de la tauromaquia. Rafael lo sabe, pero al menos esta tarde le debe servir para tomar oxígeno y afrontar el futuro con mayor tranquilidad.

El sobrero que hizo tercero fue un toro con muy poquita fuerza al que el torero sevillano le realizó una faena templada y con fases de buen toreo. En el centro del ruedo y bajo una gran ovación brindó a su padre una labor sincera. Fue poco a poco haciendo a un animal de buena condición, pero con el motor de la fuerza y la raza al límite. Dejó volar su muleta en cadenciosos derechazos, de buena colocación y mejor trazo. La plaza crujió, fueron contados, pero muy buenos. Porfió Rafael por el izquierdo, pero ahí el toro no podía con su alma. Sevilla reconoció el esfuerzo de un torero que no se dejó nada en el hotel. Tras atascarse a espadas escuchó palmas. 

Se cerró la tarde con una oreja para Rafael Serna ante el noble sexto, un toro que como sus hermanos duró un suspiro. Acertó Rafael en las alturas, sacándose al animal de la primera raya al tercio. Tuvo temple y cadencia la segunda serie a derechas en las que llevó empapada la embestida de un ejemplar que tendía a quedarse cortito a partir del tercer muletazo. Le prolongó esa embestida en la siguiente serie, corta, pero con transmisión. Sonó el pasodible Rafael Serna creándose así una atmósfera muy especial en la plaza. Prosiguió con otra serie de buen trazo, zapatillas asentadas y cabeza fría. De ahí en adelante el toro bajó la persiana y Serna acortó distancias. Bonito fue su cierre por bajo. Sevilla estaba con él y le arropó en una labor que, sin ser rotunda – por la condición del animal- si tuvo frescura y buen metraje. Mató de una buena estocada y le fue concedida una oreja por una labor sincera y medida. Su padre seguro que sacó orgulloso el pañuelo desde la barrera del cielo para pedir la oreja. Su hijo hoy se hizo definitivamente mayor. 

En primer lugar, salió un toro de la Palmosilla noble pero muy justo de fuerzas. No pudo lucirse Bolívar con la capa, lo más destacado fue el templado quite de Luis David por chicuelinas. Brindó a Rafa Serna en un gesto de buen compañero. La faena nunca tomó vuelo por la falta de emoción en la embestida de un toro al límite de sus fuerzas. Todo fue a media altura, sin exigir lo más mínimo a un animal que no aguantaba el sometimiento. Acertó en no alargar la faena. Tras una estocada baja fue silenciado.

Se fue a la puerta de chiqueros en un claro gesto de intenciones, no se había dejado nada en el hotel. A la larga en chiqueros le precedió otra ya el tendido uno. Se vino arriba el cuarto en la muleta de un Bolívar que realizó una faena con la premisa del temple, a la que le faltó un punto mayor de apuesta y un acoplamiento que no se mantuvo en todo su trasteo. Acertó en dejársela siempre puesta, en empaparle la cara de muleta y tirar del de La Palmosilla. Dejó el colombiano patente su concepto del toreo ante un animal con virtudes. Se movió el toro, más y mejor cuando se le sometía por bajo y se tiraba de él, cosa que Bolívar hizo a cuentagotas. Como el segundo, pedía toques suaves e ir siempre enganchado. Toro tecloso al que Luis no acabó de tocar las notas correctas para que la faena sonara correctamente. Tras una gran estocada dio la vuelta al ruedo tras una gran petición de oreja que desde la presidencia no vieron como mayoritaria.

El segundo de la tarde fue un toro de la Palmosilla con el denominador común de la clase. Un animal que al igual que a sus hermanos le faltó fortaleza. Brindó al público su faena Luis David. Inició por estatutarios en una ‘perra gorda’ para luego dejar dos buenas series a derechas en las que el toro la tomó con nobleza. Fue mejor por el izquierdo, embistiendo más y mejor a partir del segundo muletazo. Toro que exigía suavidad, debido a su embestida pausada había que aguantarle mucho de muletazo en muletazo, cosa nada fácil. Toro que cuando lo llevabas enganchado y pulseado era otro, su pitón izquierdo fue importante. El joven azteca acortó distancias a mitad de faena, lo que ahogó en cierta medida las interesantes embestidas de este. Finalizó su labor con toreros pases por bajo. Tras una media estocada saludó desde el tercio, siendo aplaudido ‘Primoroso’ justamente en el arrastre.

Tampoco hubo historia con el quinto bis de Sampedro, un animal con poca fuerza al que el torero mexicano le realizó una labor de más a menos. Lo mejor su segunda serie a derechas en la que templó las nobles, aunque sosas y desrazadas embestidas del animal. Anduvo algo espeso Luís David en una faena sin estructura que acabó finalmente por diluirse. Tras pasaportar al toro fue silenciado.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. En torno a media plaza en tarde agradable. 

Toros de La Palmosilla (3º bis) y un sobrero de Fernando Sampedro (5ºbis). Dispares de presentación, de poca fuerza y juego variado dentro de las limitaciones que provoca la falta de fortaleza. Destacaron los lidiados en segundo y cuarto lugar, así como la gran clase del tercero.

Luis Bolívar: Silencio y vuelta al ruedo.

Luis David Adame: Ovación y silencio. 

Rafael Serna: Palmas y oreja. 

@pablolopezriobo (pablolr89)

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