TEXTO: Pablo López Rioboo – FOTO: Empresa Pagés
Volvían los festejos mayores a la Real Maestraza de Caballería de Sevilla. La feria de San Miguel se abría con una novillada de Villamarta. Novillada excelentemente bien presentada, pareja, torera y con reatas que nos hacían ser optimistas. Pero fue un festejo que a la postre resultó decepcionante por el escaso juego de los utreros. Los tres primeros de sosa y desrazada condición, un quinto de díscola y geniuda embestida y un sexto que se movió pero que se vino muy a menos pusieron cuesta arriba una tarde que salvó el interesante y enclasado cuarto. Un capítulo que merece mención a parte.
‘ Rabadoso’ llevaba por nombre. Un castaño que cumplió en varas y que siempre fue de frente. En la muleta sacó su entregada condición por ambos pitones. Franco, de galope sostenido y buena clase, un animal que embistió mejor sin inercias, de parado. Gateó cuando se llevó enganchado, a mayor exigencia más atemperada era su embestida. Rafael González acertó en no darle tirones y empaparlo de muleta, pero sin embargo fallaron los terrenos y no acertó siempre en darle lo que pedía un novillo que incluso cerca de tablas no a rehusó una embestida. Salvó la tarde un ‘Rabadoso’ que tiene que ser el camino a seguir de una divisa en crecimiento. Fallaron otros hermanos con reatas de mayor fuste, Sevilla fue paciente con un encierro al que se le atisbar on virtudes pero que no dio el juego esperado.
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