Durante la historia del toreo, los banderilleros han sido actores secundarios a la sombra muchas veces de sus matadores, pero también es cierto que se juegan la vida a pecho descubierto.
Durante la historia del toreo, los banderilleros han sido actores secundarios a la sombra muchas veces de sus matadores, pero también es cierto que se juegan la vida a pecho descubierto, lidiando toros de distinta condición para que luego su matadador con su espada y su muleta de gloria a la fiesta.
Los banderilleros se visten de plata pero sin embargo tienen el corazón de oro, muchos de ellos tocaron la gloria que recordarán toda la vida, de ahí que no hayan perdido nunca esa torería que los hizo ser quien fueron en un pasado no muy lejano, toreros de plata pero con alma y corazón torero. Hoy en Sevilla volvieron a reivindicar que son toreros aunque se vistan de plata, porque sus sentimientos siempre afloran cuando se lían el capote de paseo, pisan el amarillo albero o citan al toro.
De mérito fue la lidia en el primero de la tarde, agua a mansalva, piso mojado y un Toro que impedía el lucimiento, pero que ponía en valor todo lo que se hacía en el ruedo. De mérito fue la importante tarde de Jarocho, pues con el primero andó templadísimo y siempre en su sitio, al igual que en el cuarto, un toro de boyante embestida en la que sobresalió su torería con los palos. A caballo destacó Óscar Bernal que midió a la perfección la floja acometida del primero de la tarde, dejando dos puyazos certeros y de gran ejecución.
Durante el segundo de la tarde vivimos los instantes de mayor riesgo de la tarde, el de Cayetano Muñoz hizo hilo y de no ser por un capote salvador salido del callejón seguramente estaríamos hablando de una fea cogida a José María Tejero, pero la Divina Providencia hizo aparecer un capote salvador desde dentro del callejón, que puede convenirse quién sabe en el quite de la Feria.
Los momentos álgidos de la tarde se vivieron en el tercio de banderillas del quinto y el sexto de la tarde por parte de las cuadrillas de Alfonso Oliva Soto y Esaú Fernández.
Templo de forma exquisita Fernando Pereira al quinto, midiendo cada en cada capotazo al noble y enclasado astado para que después Alcalareño se entregara ejecutando dos pares de mérito por su exposición y torería, tan meritoria actuación tuvo como premio la gran ovación de la Maestranza, lo que obligó al de Alcalá a desmonterarse.
En el sexto de la tarde, un cinqueño de Cayetano Muñoz se vivió otro momento de gran emoción, primero Miguel Ángel Sánchez le abrió los caminos al Toro, le pegó los capotazos justos y se gusto en cada lance, para que después Curro Robles recordara sus tardes de gloria colocando dos pares de enorme importancia, ya que el toro se vencía por el derecho. No se quedó a la zaga José María Tejero, un tercero solvente que quiso decir aquí estoy yo, colocando un par con torería en la cara del informal sexto, lo que le valió una gran ovación, a la que se vio obligado a saludar montera en mano junto a su compañero Curro Robles.
Hay tardes donde como aficionado uno se va contento a casa, hoy fue el día, se vio embestir a un animal como uno sueña y ver a toreros de plata sentirse otra vez toreros, vinieron vestidos de plata, pero salieron como lo que son y lo que se sienten, toreros de oro.
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