Llegaba uno de los días marcados en letras mayúsculas en el abono sevillano, con el encierro de Victorino Martín y un atractivo mano a mano entre Antonio Ferrera y Emilio de Justo.

La ovación cerrada desde el tercio con el que Sevilla despidió a Emilio de Justo será algo que guarde toda la vida en su corazón. Se le había escapado la Puerta del Príncipe, pero había conseguido algo igual o más importante, entrar en Sevilla. Esa Sevilla que no regala piropos sin merecerlos fue la encargada de darle las llaves de su plaza a un torero que sabe lo que es pasar hambre. Esa hambre con la que sale todos los días para cumplir ese sueño de ser figura del torero. Ya había probado las mieles de Madrid y hoy venía dispuesto a irse en hombros camino de Triana. Hoy pese a no cumplir ese sueño se adueñó de la Maestranza y quien sabe si de la temporada. Madrid dictará sentencia y le dará el lugar que se merece. Es lugar que ya conoce bien un Ferrera que también se vio orillado y que gracias plazas como Sevilla o Madrid volvió a sentirse reconocido. Ese sentimiento agridulce que hoy debe quedar en el olvido. El conjunto de su tarde es para estar más que satisfecho. Tiene dos balas para volver a regalarle su toreo a una Sevilla que no olvida que Antonio es de los toreros que más la hizo disfrutar.

𝘌𝘭 𝘦𝘹𝘵𝘳𝘦𝘮𝘦𝘯̃𝘰 𝘧𝘪𝘳𝘮𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘵𝘢𝘳𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘥𝘰 𝘴𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰 𝘰𝘳𝘦𝘫𝘢𝘴 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘍𝘦𝘳𝘳𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘣𝘢 𝘴𝘶 𝘪𝘮𝘱𝘳𝘰𝘯𝘵𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘣𝘶𝘦𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘳𝘳𝘪𝘥𝘢 𝘥𝘦 𝘝𝘪𝘤𝘵𝘰𝘳𝘪𝘯𝘰

Labor interesante la de Antonio Ferrera ante un primer animal de Victorino Martín con nobleza pero falto de recorrido. Un astado al que le faltaron finales. Una labor el la que no hay que darle su sitio a Joao Ferreira y Fernando Sánchez por dejar uno de los tercios de banderillas de la temporada. El portugués dignificó su profesión con dos pares de tremenda exposición y torería. De abajo hacia arriba y asomándose al balcón. La ovación fue atronadora. Ya en la muleta el extremeño lo llevó siempre muy tapado, tirando del astado para así alargar su viaje. Labor de torero capaz y conocedor del encaste. Acertó en terrenos y alturas en un trasteo de gran seriedad ante un animal mansito que amagó con rajarse. A zurdas le intentó torear con los vuelos, consiguiendo naturales muy pulsados. Los muletazos más relajados y a compás lo vimos en el final de su faena. Mentón en el pecho, zapatillas asentadas y muñecas sueltas. Tras dejar una casi entera cayó el toro sin puntilla, saludando una ovación desde el tercio.

Salió el primer sobrero en sustitución del toro titular tras éste partirse un pitón al rematar en el burladero de cuadrillas. Al sobrero le enjaretó De Justo un buen recibo a la verónica, ganándole siempre un paso y lanceando con disposición. Siempre en torero un Emilio de Justo que se gustó llevando al animal al jaco. Lo toreó siempre con los vuelos ante un toro de calidad a derechas. Embestidas dormidas de un animal con teclas. Cuando empezaba a gustarse el extremeño el toro se lo echó a los lomos, afortunadamente sin consecuencias. Volvió a la cara del animal para dejar dos tandas más a derechas de su personal toreo. Gateaba el toro cuando se le llevaba enganchado, sino tendía a no salirse de la muleta. Por el izquierdo no tuvo la misma condición. Tras pinchar en el primer intento saludó una calurosa ovación desde el tercio.

Poca historia tuvo el tercer capítulo de la tarde. Antonio Ferrera se encontró con un animal manso que nunca regaló una embestida. Ante eso solo le quedó porfiar a un Ferrera que bastante hizo con no salir con la espada de matar en el tercio de muleta. Lo más torero vino en su forma de andarle por la cara y el posterior macheteo previo a una casi entera que dejó al Victorino sin puntilla. Su labor fue silenciada.

Y salió ‘Portezolano’ el toro del primer triunfo de De Justo en Sevilla, un animal encastado y con la virtud de la humillación y la entrega, al que cuajó de principio a final el torero extremeño en una obra al alcance de pocos. Siempre mirando por el toro le abrió los caminos con el capote, para más tarde llevarlo toreramente al caballo. Ahí el animal ya cantó lo que iba a ser. Empujo con clase y entrega en un gran tercio de varas. Ya en la muleta acertó De Justo en terrenos y alturas. Un animal al que había que llegarle casi al hocico y llevarlo toreado hasta el final. Toro a más, el cual se reducía cuando le cogías la velocidad. Un Victorino serio pero agradecido. Muy poderoso De Justo, siempre dejándole la muleta en la cara y tirando del astado. Por el derecho tendía a vencerse y embestir un poquito por dentro, sin embargo a zurdas se fue a los vuelos, humillando y con ese tranquilo de más que deja colocarse al espada. Gateó siempre ‘Portezolano’, De Justo lo toreó con los vuelos, sin toques, lo que propició que el animal fuera a más. Toro de gran nota por su bravura, fijeza y entrega. De Justo no le dudó en ningún momento para cuajar una de las faenas de su carrera. Finalizó con naturales a derechas sin espada, todo lo hizo con despaciosidad, temple y sentido de la medida. Se tiró a matar o morir y paseó las dos orejas. Cerrada ovación al toro en el arrastre.

Le tocó a Ferrera una papeleta, torear después del suceso de De Justo, pero no lo causó. Le hizo las cosas perfectas al último de su lote. Otro toro con humillación y templanza de Victorino al que había que hacérselo todo por abajo. Se lo sacó al centro de anillo para allí dejar series de su personal toreo. Le dio la media distancia para así provocar que viniera a galope, aprovechando las inercias para encelarlo en las primeras tandas. Un toro que siempre humilló y con el que el extremeño acertó en alturas y distancias, esas distancias que acortó cuando el de Victorino bajó revoluciones. A zurdas el animal se ralentizaba aún más, por ahí Antonio le puso mayor expresión a su labor, pero el respetable parecía anestesiado tras el acontecimiento de De Justo. Fría la Maestranza para una faena con poso, gusto y mucho fondo. Ferrera se entregó a las embestidas de un animal que no regalaba una embestida sino le hacías las cosas como te las pedía. Toreó sin espada en un final de trasteo en el que consiguió mayor atención por parte de la parroquia, le puso el gusto y el reposo necesario a una embestida venida a menos . Tras dejar media en buen sitio se le pidió la oreja, no siendo concedida por el palco. Dio una vuelta al ruedo pedida unánimemente.

Cerró plaza un animal de Victorino con nobleza al que De Justo abrió los caminos con el capote. La media de cierre tuvo pellizco, más tarde dejaría un quite por chicuelinas de mano muy baja., una delicia. Volvió a destacar la cuadrilla en el tercio de banderillas. Gran lidia de Morenito de Arles que pulseó a la perfección las embestidas de un animal con virtudes, destacando también los pares Abraham Neiro y Pérez Valcarce en un tercio de banderillas en el que se vieron obligados a desmonterarse. Inicio de faena en el que De Justo enseñó al animal a embestir. Todo se lo hizo con pulcritud a un toro con mejor inicio que final de muletazo. Ejemplar con carácter pero agradecido cuando se le hacían bien las cosas. Toro que siempre vino humillado, requiriendo siempre toques suaves para sentirse a gusto embistiendo. De Justo estuvo a la altura de un animal que le pidió siempre sitio y mano baja. Al natural dejó los mejores pasajes de su actuación. Vuelos y cintura ante un toro que como dijimos pedía caricia. Se rompió el extremeño a zurdas, dejando siempre la muleta muerta y tirando del animal para enroscarselo luego tras la cadera. Iba camino de cortar la oreja que le abría la Puerta del Príncipe, pero un pinchazo muy trasero le privó de la oreja. La estocada con al que pasaportaría al toro no hizo sino dejar a las claras que el pinchazo solo era un accidente. Se le pidió una oreja que finalmente no fue concedida. La ovación desde el tercio con el que lo despidió Sevilla será algo que guarde toda la vida en su corazón. Se le había escapado la Puerta del Príncipe, pero había conseguido algo igual o más importante, entrar en Sevilla.

FICHA DEL FESTEJO

Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Feria de San Miguel. Quinta de abono. Corrida de toros. Mano a mano. Casi 3/4 de entrada en el aforo permitido.

Toros de Victorino Martín, bien presentados y en tipo. Noble pero de corto viaje el primero; devuelto el segundo por partirse un pitón; dormilón y de poca humillación el serio segundo bis; manso y sin vida el tercero; agradecido y con mucho fondo el humillado cuarto, ovacionado en el arrastre; noble y obediente el entregado quinto; humillado pero a menos el buen sexto.

Antonio Ferrera: Ovación, silencio y vuelta al ruedo.

Emilio de Justo: Ovación, dos orejas y ovación con saludos tras petición.

INCIDENCIAS: Tras finalizar el paseíllo, Antonio Ferrera Emilio de Justo fueron obligados a saludar. Los banderilleros Joao Ferreira y Fernando Sánchez saludaron tras parear al primero, Morenito de Arles y Pérez Valcarce en el cuarto, José Manuel Montoliú y Fernando Sánchez en el quinto, y Abraham Neiro ‘El Algabeño’ y Pérez Valcarce en que cerraba plaza.

@pablolopezriobo (pablolr89)

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