PABLO LÓPEZ RIOBOO
Como cada año, es habitual que el cierre del ciclo abrileño -este año en Mayo- le ponga fin la corrida de Miura, marcada en rojo por los aficionados
Se cerró la ultima pagina del libro, y a todos los aficionados nos entra esa nostalgia o melancolía por saber que Sevilla pone fin a sus festejos mayores hasta bien entrado el mes de Septiembre. Demasiado tiempo que intentaremos llenar con esas novilladas picadas y sin picar de los meses de Mayo, Junio y Julio o por festejos mayores fuera del coso baratillero. Es algo parecido a aquel amor de verano que al llegar septiembre se perdía, podías ver a otras e incluso sentirte tentado por ellas, pero ninguna era como la que se marchó, esa por la que perdías la cabeza, la que llenaba un hueco en tu corazón, pues bien, algo parecido pasa con Sevilla y plaza con los festejos mayores, podrás ir a otras, verlas engalanadas, llenas a rebosar, pero ninguna cubrirá ese vacío dejado por tu verdadero amor, La Maestranza, esa que volverás a ver el domingo, pero nada será igual, hasta que llegue San Miguel y la vuelvas a ver como la recordabas.
Como cada año, es habitual que el cierre del ciclo abrileño -este año en Mayo- le ponga fin la corrida de Miura, marcada en rojo por los aficionados. Una corrida venida de Zahariche, noblona pero de desigual comportamiento, la cual no dejó soltar muñecas y templar las embestidas a los hombres de plata debido a su peculiar carácter, mientras que si dejó buenos tercios de varas. Tres sevillanos trenzaban el pasillo con sus respectivas cuadrillas, el primero en hacerlo era Antonio Nazaré y su cuadrilla, la cual apenas tuvo material con el flojo primero, pero pudieron sacarse la espinita con el cuarto. Francisco Romero se fue ovacionado por dos puyazos ante un toro con carácter, el primero tuvo su merito ya que el toro fue al relance cuando se encontraba en el tendido 7. Su segunda vara con el toro arrancándose más allá del tercio tuvo medida y ajuste. Con la capa sobresalió Adolfo de los Reyes por una lidia aseada, con momentos templados y sin obligar al animal.
Pepe Moral se encontró con el lote de mayor opciones de la desigual corrida de Miura, a su primero lo lidió y pulseó muy bien Vicente Varela, le cogió el aire rápido, sin darle mucha capa todo tuvo medida. Juan Sierra volvió a apuntar su nombre como uno de los toreros de plata que mejor han estado en Sevilla, su gran segundo par tuvo exposición, siempre dándole los frentes al toro y clavando en buen sitio. En el quinto, un toro franco ya desde salida salió ovacionado Francisco Romero por dos buenas varas. El toro acudió con templanza, empujando con clase al jaco. Le intentó abrir los caminos Sierra al animal, todo con oficio y sin tirones. Nuevamente hay que destacar a Vicente Varela en su primer par. Todo lo hizo de verdad, cuadrando en la misma cara, un par que Sevilla supo Valorar.
Añadir comentario