TEXTO: Pablo López Rioboo – FOTO: Arjona
Se cerraba el ciclo de novilladas con picadores en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla hasta el mes de septiembre. Se lidio una novillada de José Cruz que a la postre no sirvió todo lo que se esperaba. Ante ella una terna que resolvió con mayor o menor entidad las condiciones de sus oponentes. A la postre triunfaría Rafael González al cortar una oreja a cada novillo de su lote, lo que le propició salir en hombros por la ‘Puerta de Cuadrillas’ tras dos actuaciones en las que prevaleció el fondo sobre las formas. Marcó la pauta de lo que tiene que ser un novillero, sin dejar a un lado su concepto tiró de argumentos para convencer a una parroquia entregara toda la noche. Sus compañeros de cartel no pasaron de correctos.
El triunfador de la noche tuvo nombre propio, Rafael González. Le cortó una oreja al altón segundo, un novillo al que recibió por verónicas, chicuelinas y tafalleras. Se metió al público desde un principio por su variado recibo. Ante un novillo repetidor y con buen son acertó en distancias y alturas. Lo recibió de rodillas con cambiados por la espalda, para posteriormente torear por ambas manos sin levantarse. Pedía sitio y distancia el animal, se las dio Rafael, dejando muletazos interesantes por el lado derecho. Le exigió cuando tuvo que hacerlo, jugando con alturas y distancias. Por el izquierdo tuvo un comportamiento ‘esaborío’. Fue perdiendo celo el animal, pero eso no contagió a un novillero que no se dejó nada en el hotel. Su final tuvo ajuste, pero le faltó un punto de templanza. Cerro su dispuesta labor con una estocada que le valió una oreja.
En el quinto, un animal de grandes hechuras, se vio una versión templada de su toreo a la verónica. Con el compás abierto y las muñecas desengrasadas. El de José Cruzembistió con gran clase y temple, pese a mostrar que no iba a estar sobrado de fortaleza. Quitó por chicuelinas, en unos lances capoteros templados y garbosos. Recordó toda la noche por concepto e interpretación del toreo a Julián López ‘El Juli’, no es mal espejo. Se lo sacó a los medios de forma inteligente, ya que el novillo estaba en la frontera de la mansedumbre, pero en la primera tanda el animal se rajó. González se fue a por el utrero, toreándolo en sus terreros con gran temple y despaciosidad. Pese a las huidizas embestidas, cuando el animal iba en las telas lo hacía con nobleza y buen estilo. Hubo derechazos profundos, a favor de querencia, así como otros en línea recta para aliviar al animal. Una de las virtudes fue el juego de muñecas, fundamental para dejársela puesta y vaciar el muletazo detrás de la cadera. Acertó en cogerle rápido el ritmo a un animal cambiante. Faena de novillero, en la que dejó claro que si no embestía el animal lo hacía él. Tras finalizar en los terrenos del novillo, ya aculado en tablas, y dejar una buena estocada se le concedió una justa oreja que le valía para salir en hombros.
Abría la tarde el jiennense García Navarrete, un novillero que ya gustó el pasado año en esta plaza. Tuvo dos novillos de pocas opciones. En su primero, un bonito castaño justo de fuerzas y sin clase, estuvo dispuesto y muy tesonero. El de José Cruz, mal picado, embistió siempre por encima del palillo, lo que dificultó la faena. Puso voluntad, pero no fue suficiente. Tras matar mal, pero de forma efectiva fue silenciado.
En el cuarto también fue silenciado, esta vez tras sonar un aviso. Inteligente fue el inicio de faena abriéndole los caminos, llevando al animal y enseñándole a embestir. Lo pulseó con temple a media altura, en una primera parte de la faena que pese a no ser compacta si tuvo muletazos interesantes. Entre el 7 y el 9 realizó su faena. Una labor inteligente al llevar siempre empapado en la pañosa al noble pero descastado novillo. Aseado anduvo Navarrete principalmente a derechas, ya que por el izquierdo el animal se quedaba en mitad del muletazo. Pasaportó al novillo de media estocada y descabello.
Cerraba cartel Marcos, un novillero que debutó en Sevilla sin hacer demasiado ruido. El sobresalto vino cuando lanceaba de rodillas al segundo. El animal hizo por él, infiriéndole dos cornadas en el glúteo izquierdo de 3 y 7 cm, lo que no le impidió seguir la lidia. El de Cruz ya evidenció su justeza de fuerza en ese recibo capotero. Templadita fue su primera serie a derechas ante un novillo soso y que nunca quiso irse tras los vuelos. Marcos muy técnico pecó de frialdad, pese a saberse la lección al dedillo, por lo que su faena no levantó mayor interés pese a pasajes aislados. Por el derecho iba y venía el animal sin mucha entrega, por el izquierdo los muletazos eran de uno en uno, teniendo que esperarlo y tirar del utrero. Destacó en su faena una serie al natural, ya en las postrimerías, en la que si le imprimió ese punto de gusto y chispa que no tenía el novillo, ahí si llegó al tendido. Tras matar de una estocada muy defectuosa fue silenciado, pasando a la enfermería por su propio pie.
Volvió en el sexto cuando ya lo paraba de capote Navarrete, tras un momento de duda, en el que se hizo presente la autoridad, prosiguió finalmente Marcos con la lidia de su novillo. Inició faena por cambiado por la espalda, para posteriormente torear a derechas ante un animal con cierto geniecito. Volvió a sacar a relucir su técnica, pero como en su anterior labor no bastó para conectar con los tendidos. Le faltó fibra a un novillero que no acabó construir una faena compacta. Anduvo inteligente delante de la cara del de José Cruz, hubo muletazos buenos, destacando un pase de pecho hondo y al ralentí, pero su labor de diluyó. Acortó distancias en un final de faena por luquesinas voluntariosas pero deslavazadas y algo atropelladas. Volvió a atascarse en la suerte suprema, siendo finalmente silenciado.
FICHA DEL FESTEJO
Sevilla, jueves 27 de junio de 2019. Novillada nocturna. 20º festejo de abono. Media plaza. Novillos de José Cruz, desiguales de presencia y juego.
García Navarrete: Silencio y silencio tras aviso
Rafael González: Oreja y oreja
Marcos, silencio y silencio tras aviso.
PARTE MÉDICO DE MARCOS: Herida por asta de toro en pliegue glúteo izquierdo, con dos trayectorias descendentes de 3 y 7 cm. Es intervenido en enfermería bajo anestesia local. Pronóstico menos grave que le impide continuar la lidia.
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