PABLO LÓPEZ RIOBOO
Un torero además de serlo tiene que parecerlo, tanto dentro como fuera de la plaza. Hoy pisaron el albero maestrante toreros que con su presencia le dan fuste a este arte llamado tauromaquia.
Un torero además de serlo tiene que parecerlo, tanto dentro como fuera de la plaza. Hoy pisaron el albero maestrante toreros que con su presencia le dan fuste a este arte llamado tauromaquia. Si hubo un hombre de plata que hoy dejó el pabellón bien alto fue Antonio Chacón. Lidió de forma sutil y templada al ecastado sexto. Un toro que pedía distancia y suavidad. Le abrió los caminos, imprimiendo temple a su obra. En el tercero se desmonteró por dos pares de gran verdad. Todo lo hizo en torero, con la cabeza fría y colocándose en el lugar preciso.
También es justo destacar a Vicente Osuna con el tercero, Fernández en el cuarto y Yelco en el sexto. Los tres dieron sentido a su actuación capotera. El mísmo Yelco que se desmonteró en el segundo y Vicente Osuna que hizo lo propio en el quinto por un par en el que se jugó la vida.
Con la vara hay que destacar el gran segundo puyazo de Alberto Sandoval al cuarto, en el que toreó a caballo y picó en la yema. Así como Rivas en el quinto, por un tercio eficaz y con el sentido de la media.
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