Descifrar el comportamiento de una corrida de Garcigrande es algo complejo. Un hierro que hoy en Sevilla volvió a dejar un buen sabor de boca en su vuelta tras la gran tarde de 2018. Una corrida variada en hechuras y tipos que mantuvo el interés toro tras toro. Ejemplares con virtudes bien arraigadas en su carácter como son la clase, la nobleza y la profundidad, dentro de un festejo con tres espadas de alto nivel que la convierten por derecho propio en cabeza de león, o lo que es lo mismo, en una ganadería que copa la cabecera de los hierros con mayor vitola del campo bravo.
Tuvo clase, ritmo y entrega el primero de la tarde, un animal con el que Morante de la Puebla paró los relojes. Pese a su salida abanta cuando lo lograron sostener sacó unas embestidas de ritmo pausado y sostenido, con humillación y clase extra. Lances capoteros de enjundia ante un toro profundo. Empujó con ambos pitones en la primera vara, midiendo el castigo el picador en la segunda. En el quite volvió a mostrar franqueza y entrega. Ejemplar que pedía suavidad y venir siempre enganchado. Gateó el toro a derechas en varios muletazos al ralentí pese a su justeza de fuerzas. Por izquierdo teniendo buena condición tuvo menos regularidad. Acabó apagándose.
Otro de los toros destacados fue el quinto de la tarde, ejemplar premiado con la vuelta al ruedo. Se desplazó con gran templanza al capote de El Juli por el lado derecho. Salió suelto y manseando del caballo en el primer encuentro, mejorando en el segundo puyazo. Un toro obediente a los toques, que no acabó de humillar durante la lidia de Álvaro Montes. Acertó Julián en ayudarle en línea recta en los primeros muletazos para luego exigirle en los finales, esos que no acababa de tener el toro. Embistió con franqueza a derechas, abriéndose y en algunos casos buscando los vuelos de la pañosa con un gran embroque. Por el izquierdo tendía a embestir por el pitón de fuera. Sacó fondo el animal en las manos de un Juli sobresaliente que supo canalizar en sus yemas de los dedos todas las virtudes del toro. No fue fácil de descifrar el comportamiento de un ejemplar interesante pese a tender a sosear por el izquierdo y al que le faltaron ciertos finales, ese tranquito de más que te da la excelencia. Pese a ello sacó embestidas de una clase extra.
El sexto tuvo muchas similitudes con su hermano que hizo quinto. Un toro fuera de tipo por hechuras, grandón, más propio de Cuadri que de la ganadería que se lidiaba hoy, animal que en el capote embistió sin entrega. Todo cambió al salir del caballo, ahí se empezó a atemperar y a coger cierto celo tras un tercio de varas a destacar. La sobresaliente lidia de Ambel ayudó aún más a sacar a relucir esas virtudes. Fue ganando celo y acometividad en la muleta de un Perera que le exigió siempre por abajo, respondiendo el animal en tres series exigentes para toro y torero. Tuvo el defecto de embestir con el pitón de fuera en algunos tramos de la faena. Hizo el avión por el lado derecho en embestidas vibrantes y profundas. Animal con disparo y carácter que acabó sacando cierto geniecito al verse sometido. Por el izquierdo si le exigías soltaba la cara. Toro con carácter e informalidad a zurdas que acabó aburriéndose, de esos que pesan en la muleta.
Del resto de la corrida destacar la nobleza del segundo, un animal que tomó con largura y humillación y nobleza el capote de El Juli pero que luego en la muleta acabó poco a poco apagándose por su justeza de raza. El tercero tuvo mejor inicio que final de muletazo, tendiendo a embestir en linea reta cuando no iba enganchado. Le faltó mayor profundidad dentro de una condición noble pero falta de chispa. El cuarto fue el animal más deslucido del festejo, protestado de salida por ‘malandao’ nunca se entregó. Garbanzo negro de una corrida interesante. El miércoles hay otro cuatro en chiqueros, ¡quien quiera más que venga!.
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