PABLO LÓPEZ RIOBOO
Miranda tira por tierra con la espada un triunfo de cuatro orejas y dos rabos, Marín deja su sello y sale por la puerta grande, mientras que Posada no pasa de correcto pese a dejar pasajes estimable
Posada de Maravillas, Ginés Marín y David de Miranda era la terna joven que hacía el paseíllo este sábado en la plaza de toros onubense de Valverde del Camino. Un encierro también de la tierra con el hierro de Manuel Ángel Millares era el reseñado para la ocasión.
Rebelarse ante el sistema, luchar contra un sector que parece enfocado al sota caballo y Rey, ese que pese a desear el justo aperturismo de carteles se resiste a dar más oportunidades a nuevos valores que pese a estar fuera del cascarón desde hace pocos meses dan tarde a tarde motivos para contar con ellos. Hoy dos jóvenes noveles enseñaron sus cartas para demostrar que la cantera aprieta. Ginés Marín pese a tener un lote flojo y descastado dio la talla y volvió a evidenciar esa frescura que atesora su toreo. David de Miranda, de reciente alternativa cuajó una tarde que ya quieran muchos con varios años en el escalafón, su aplastante seguridad en la cara del toro, su valor frío y un temple fuera de toda duda hacen del de Triguero un filón por el que apostó y no se equivocó Buendía. Pese a tener buenas maneras Posada no golpeó con la rotundidad de sus compañeros, demostró su concepto de toreo, pero yo llegó a cotas altas en una tarde en la que la falta de fuerza y casta de la corrida de Millares fue la tónica dominante.
David de Miranda se presentaba como matador de toros al igual que sus compañeros hoy en Valverde del Camino, dejando constancia que la alternativa se ha sentado de maravilla. Tuvo verdad y templanza su notable actuación en el tercero. Toreó al ralentí el de Trigueros, la importante faena del joven ante el buen tercero. Lo cuajó ya de capa para más tarde formarle un «tangai» en una faena de altos vuelos que solo la espalda hizo que no acabara en triunfo máximo. Muletazos a cámara lenta, llevándose el toro detrás de la cadera, todo con la mayor de las entregas y con el valor por bandera. Soltó las muñecas para acompasar la enclasada embestida el de Millares, se rompió en derechazos interminables, rematando las series con despaciosidad, improvisó con arrucinas abrochadas con el de pecho, dejó patente sus armas, y lo más positivo es que sabe usarlas. Tras marrar feamente con los aceros paseó una oreja que supo a poco por lo demostrado con capote y muleta.
Con el sexto volvió a evidenciar las grandes condiciones que hicieron que Buendía apostara por él antes ni siquiera de debutar sin caballos, cuajó de capa y muleta a un noble y enclasado animal de Millares con el cual se rompió a torear desde los doblones iniciales hasta la tanda de naturales a pies juntos final. Toreo pausado, de zapatillas asentadas, su toreo de vertical figura caló en el respetable, si las tandas con la derecha tuvieron importancia, las ejecutadas con la zurda plasmaron ese toreo de mano baja y toreo al ralentí que los que le siguen veían pulir en sus días de entrenamiento. El mal uso de la espada dejó todo en una gran ovación. Se le escapaba al imberbe espada un triunfo de campanilla, se le fueron de las manos cuatro orejas y dos rabos en una tarde que ha reafirmado la apuesta que Huelva hizo por él.
En el segundo de la tarde Ginés Marín dejó detalles de toreo importante, ante el flojo y protestado segundo. Realizó una faena de chispazos, de toreo al ralentí, de muletazos personalísimos y con un gran sabor, los pases de pecho duraron un mundo. Pese a la falta de continuidad del astado, primero por su falta de fuerza y luego de casta, el extremeño supo entender lo que pedía el animal, es suavidad que le imprimió para que el de Millares no diera con sus huesos en el albero, Tras una estocada de premio paseó una oreja.
Muy por encima estuvo Marín de manso y desrazado sobrero de Millares. Antes incomprensiblemente el presidente devolvía al quinto de la tarde en el tercio de muleta, no debió esperar tanto para devolver al desfondado animal. Planteó un trasteo solvente de mucha entrega ante un animal falto de clase. Porfió el extremeño en una faena que no pudo ser limpia y torera debido al animal que tenía delante. Tras pasaportarlo de una buena estocada cortó la oreja que le sacaba en hombros
Le imprimió gusto y torería Posada de Maravillas al noble y manejable primero. Se gustó con el recibo de capa por verónicas y el quite por delantales. En la muleta dejó pasajes estimables por el lado derecho ante un animal algo flojo. Por el izquierdo le faltó acople con el animal, también es cierto que el de Millares embestía por encima del palillo y sin ningún celo. Cantó la gallina el animal en las postrimerías de la faena. Tras la estocada paseó una oreja.
Con el cuarto de la tarde, un animal de escaso fondo, le realizó una faena de detalles pero que careció de estructura debido a la falta de emoción y sosería del astado. La faena apenas tomó vuelo salvo en muletazos aislados, eso sí, de buen trazo y templanza, pero hubo demasiados tiempos muertos que acabaron por desconectar de la faena a los allí presentes. Mató de una buena estocada y fue ovacionado tras una petición que a criterio de la presidencia fue insuficiente.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valverde del Camino, Huelva. Corrida de toros. Tres cuartos de plaza.
Seis toros de Manuel Ángel Millares, muy bien presentados, blandos, nobles y descastados. Destacaron los jugados en tercer y sexto lugar (ovacionados en el arrastre), de mayor calidad y nobleza que sus restantes hermanos y el primero con un buen pitón derecho.
Posada de Maravillas (Nazareno y oro): Oreja y ovación
Ginés Marín (Salmón y oro): Oreja y oreja
David de Miranda (Grana y oro): Oreja y ovación
INCIDENTES
Saludaron en banderillas la cuadrilla de Posada de Maravillas en sus dos toros, así como la de Ginés Marín en el quinto y David de Mranda en el sexto.
Añadir comentario