TEXTO: Pablo López Rioboo – FOTO: Arjona

Pasadas unas horas de todo aquello uno se pone a pensar, a asimilar algo que no hace mucho parecía tan solo un sueño, una quimera. No hace tanto de aquello, pero sin embargo ya lo echo de menos. Pasó como un suspiro, imperceptible, efímero, se nos fue de las manos como arena entre los dedos, pero quedará por siempre en nuestro recuerdo.

Dicen que La Maestranza es como una mujer de tus sueños, esa chiquilla con la que todos soñamos, esa que los toreros anhelan poder conquistar. Un amor que no siempre es correspondido. Como todo lo que merece la pena cuesta trabajo conseguirlo, y con ella no podía ser menos. Los sentimientos suelen aflorar cuando uno menos se lo espera, por eso son eso, sentimientos, y ayer Sevilla se entregó a un toreo que se desnudó en cuerpo y alma para entregarse a una plaza enchida de orgullo por tener a ese torero que tanto anhelaba.

Pablo, siéntete orgulloso, muy dichoso por ser como eres, fiel a un concepto, a unos valores y a una forma de ser. Eso que te inculcaron desde pequeño. El no buscar atajos e ir siempre de frente, porque en la vida como en el toro solo los que van de frente pueden mantener la cabeza sombre los hombros. Ayer nos regalaste algo impagable, una tarde imborrable, de esas que el aficionado recordará siempre. Ayer en la barrera del cielo se jalearon esos naturales de empaque absoluto, esos derechazos hondos y profundos, las trincherillas pulseadas al ratentí, los pases de pecho a la hombrera contraria o ese toreo de capote con un aroma y una personalidad arrolladora. En esa barrera del cielo estaban entre otros Pepín Martín Vázquez, Manolo y Pepe Luís Vázquez, casi ná, así como Luís Algarra, enorme ganadero y padre de tu segunda madre – como creo que así la consideras-, o Don Diodoro Canorea, el cual ha visto en ti ese torero que Sevilla llevaba buscando y que ahora este genial empresario y aficionado disfrutará desde el cielo. Pero también estaba allí tu padre, ese que te exigió y te apoyó a partes iguales, confío en ti y no te soltó nunca de la mano, ese que junto a tu madre y tus hermanos ha sido un pilar fundamental en tu carrera, en tu vida, y que ayer se emocionó viéndote torear, porque ayer amigo Pablo hiciste llorar hasta a los ángeles.

@pablolopezriobo (pablolr89)

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